Este blog más que un lugar para comentar hechos y gustos se ha convertido en mi diario personal, pero no piensen mal, porque dentro de lo que cabe trato de darle un matiz diferente a mis sucesos, algo más diferente que aquel sentimiento indefinible que siento, algo más personal y a la vez impersonal.
Como de costumbre, me centraré en contar lo que me pasa con este muchacho que se encarga de hacerme la vida un imposible, porque en cada espacio nuevo que abro sigo encontrandolo pero también sigo encontrando los mismos enigmas de una vida tan diferente a la mía, aunque a veces pareciese tan igual a mí.
Otra vez salí de casa, no sola, fui con mi balón y mi hermano claro está. Pasé por tu casa. Esperé verte y no estabas, caí en la cuenta que no llegabas aún de aquella salida; entonces me volví a preguntar si no te habrías ido a una discoteca como a la que fui con mis amigos días antes de mi cumple, pero en fin ahora iba enfocada a sacar ánimos y furias en la cancha de mi barrio. Jugué muy bien, a pesar de no practicar desde hace meses y haber perdido el ritmo en el partido, no perdí muchas canastas, pero sí perdimos la cancha cuando llegaron como de costumbre los jugadorazos del barrio con sus balones de futbol listos para echarnos de la cancha comunal, teníamos todavía dignidad para salir limpios y partir a nuestras casas. Ahora que lo pienso bien perdí algo más que la cancha, también perdí la esperanza de verte llegar con tu fiel pitbul amarrado a una cadena y listo para pasear, por cierto es una perrita que parece hermosa y que en realidad es una fiera lista para defender a su dueño, de eso me he dado cuenta muchas veces que paso por tu casa.
Es triste pensar en que estás y no estás, pero así como la felicidad es efímera y momentánea, también lo es la tristeza. Encontré una idea a la cual aferrarme, al menos por ahora. Cuando dimos la vuelta a la esquina para entrar a la calle en la que se ubicaba mi residencia con mis dos sabuesos aguardando mi llegada y no te vi parado fuera de tu casa, entonces imaginé que no llegabas aún. Tenía el balón en mis manos y luego le di el pase a mi hermano, cuando ya pronto llegando a casa vi que salías de la tuya, y los gritos de un niño, aquel niño de aproximadamente 7 años gritaba, lloraba, gemía pidiendote que lo dejaras salir; no pude entender bien porque casi te cruzaste en mi camino y yo tuve que apresurar el paso para llegar sin toparme contigo, para evitarte a pesar de querer estar más cerca de ti. Sin embargo, una voz me hizo frenar un poco mi carrera, era el niño y decía: "no tío no me dejes!"; entonces...es cierto, no es tu hermano, pero entonces más dudas ¿Quién es? ¿Quién eres?
Hoy mientras conversaba con un buen amigo le decía de cuan mala o buena sería mi suerte si leyeras este mi blog que ahora es más el diario en el que deposito los recuerdos que tengo contigo. Francamente no sé que pensarías, pero si algún día lo lees, te agradeceré me lo digas con alguna palabra o siquiera con alguna señal; para pensar que tantas noches escribiendo no fueron en vano y que logré penetrar la barrera del silencio y entablar por fin contigo alguna relación más que la de aquellas miradas, aunque fuera solo de amistad.
Pues no se que decirte, solo que ahora te conosco mucho más. Lo único que se me ocurre es que esperes. Saludotes.
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