Él la observa
Desde lejos, como suele hacerlo de costumbre.
Trata de acercarse con pasos pesados y torpes,
Pero ella lo esquiva con mucha facilidad,
Siempre lo hace.
Distrae sus manos con juegos tontos,
Mientras ella sabe que debe camuflarse con la multitud
Y evita verlo a toda costa.
“Quizá mañana”
Se repite él al levantarse, al acostarse y cuando tiene la oportunidad
De pensar en ella.
“Quizá mañana, pueda verla otra vez. Hablarle”
Pero no puede, no lo logra
Y cuando lo intenta, se vuelve a quedar atrás.
Ella avanza con mucha rapidez
Ya no encuentra otra forma de aclarar su “no me gustas”
Que con la indiferencia y la distancia de por medio.
Otra vez se están los dos bajo columnas en esquinas diferentes.
Acorralados por la multitud,
Cada quien viviendo una fantasía diferente
Él tratando de acercarse
Y ella viajando al más allá.
“Aunque le duela”-dice ella.
“Mañana lo entenderá”.
Mientras él se repite mil veces cada día.
“Quizá mañana. Quizá mañana le pueda hablar”.